¡NO TIENES POR QUÉ COGER LA PELOTA!

POR SONIA BADER MANZANO
04/04/2021

      Una de mis mejores amigas, que de hecho es coach, me ensenó esta valiosa lección. A menudo nuestros conflictos interiores son debidos a nuestra tendencia a saltar a bordo de los problemas de otros; alguien te pasa una preocupación, y tú supones que debes cogerla y responder. 

Por ejemplo: supón que estás realmente ocupado cuando una amiga(o) te llamada y dice, en tono agitado: “Mi madre está volviéndome loco. ¿Qué debo hacer?”. En lugar de responderle: ”De verdad que lo siento, pero no sé qué sugerirte”, coges automáticamente la pelota e intentas resolver el problema. Más tarde, te sientes estresado(a) o resentido(a) porque te has retrasado en tu trabajo, tareas de casa…y porque todo el mundo parece plantearte exigencias.

¡No sabes la de veces que me pasaba eso en el pasado! Resulta fácil perder de vista que tú mismo(a) fomentas los dramas de tu vida. Recordar que no tienes por qué coger la pelota es una manera muy eficaz de reducir el estrés de tu existencia.

Cuando tu amigo(a) llame, puedes dejar caer la pelota, lo cual quiere decir que no tienes necesidad de participar por la sencilla razón de que él o ella intenten implicarte. Si no te tragas el cebo, la persona probablemente llamará a otro para ver si quiere involucrarse.

Eso no quiere decir que no debas coger nunca la pelota o ayudar a los demás, sino que depende de ti el hacerlo. Tampoco significa que tus amigos te traigan sin cuidado, ni que seas poco servicial. Desarrollar una actitud más tranquila con respecto a la vida requiere que conozcamos nuestros propios límites y que nos hagamos responsables de nuestra parte del proceso. La mayoría de nosotros cogemos pelotas que nos pasan muchas veces al día: en el trabajo, nuestros hijos, amigos, vecinos, los vendedores... Si intentas coger todas las pelotas que se arrojan en tu dirección, ¡te aseguro que te volverías loco o loca!

Incluso algo tan sencillo como contestar al teléfono cuando estás demasiado ocupado(a) para hablar, es una forma de coger la pelota. Al contestar a la llamada, estás participando voluntariamente en un acto de comunicación para el cual tal vez no tengas tiempo, energía o predisposición mental en ese momento. Con el simple acto de no responder a la llamada, estás aceptando la responsabilidad de tu propia paz mental.

Aquí tienes una estrategia: La idea de “no coger la pelota” por el simple hecho de que no sea arrojada hacia ti, es una poderosa herramienta que merece ser explorada. Espero que experimentes con ella. Puede que descubras que coges la pelota con muchísima más frecuencia de lo que crees.

¡AHORA DEPENDE DE TI APLICARLO E INVERTIR EN TI!

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